Son cuatro madres que están hablando de sus hijos sacerdotes. La primera dice:
- Mi hijo es “monsegnor”, y cuando entra en una sala la gente se pone de pie y le saluda diciendo “Buenos días, Monsegnor“.
La segunda no puede ser menos, y dice:
- Mi hijo es obispo, y cuando entra en una sala la gente se pone de pie y le saluda diciendo “Buenos días, Excelencia”.
La tercera dice:
- Mi hijo es cardenal, y cuando entra en una sala la gente se pone de pie y lo saluda diciendo “Buenos días, Eminencia”.
Pero el hijo de la cuarta madre es un cura normal y corriente, así que va y dice:
- Mi hijo mide 2 metros 20 y pesa 250 kilos, así que cuando entra en una sala la gente dice “Oh, Dios mío”.