...Y cuando el Sol anunciaba el nacimiento de un nuevo día,
Dios se reunió con sus Doce Hijos Amados y sembró en cada uno de ellos la semilla de la Vida Humana. Uno por uno, se fueron acercando al Padre para recibir su regalo.
A Ti, Aries,
te doy Mi semilla. Siémbrala.
Cada semilla que siembres se te reproducirá en miles y miles más.
La semilla crecerá y dará frutos, mas no tendrás tiempo de verlo, porque todo lo que tu siembras, crea nuevas semillas que se han de propagar.
Tu serás el primero en introducir Mi idea en la mente del Hombre, pero no te corresponde a ti nutrir la idea ni discutirla.
Y tu vida es Acción y la única que te encomiendo es: empezar a hacer consciente al Hombre de Mi Creación.
Para ello te doy la virtud de la Apreciación.
Quietamente, Aries regresó a su lugar.
Luego Dios dijo:
A cada uno de ustedes le ha correspondido una parte de Mi Idea.
No se confundan creyendo que esta parte es la Idea Total,ni quieran cambiar su parte con otro. Cada uno de Ustedes es perfecto, pero no serán conscientes de esto hasta que los Doce sean Uno. En este momento, mi Idea con toda su integridad se revelará a cada uno de ustedes".
Recibida su misión, los jóvenes se fueron.
Cada uno se dirigió a realizar su trabajo lo mejor posible para poder recibir su Don. Pero ninguno entendió plenamente su tarea ni su Don, y cuando regresaron confundidos, Dios les dijo:
"Cada uno de Ustedes cree que el Don del otro es mejor que el suyo;
les dejo que se cambien sus tareas y sus Dones".
En este momento todos se alegraron pensando en la posibilidad de su nueva misión, pero Dios sonriendo les dijo:
"Regresarán a Mi muchas veces y me pedirán que les libre de su misión, y cada vez les permitiré sus deseos".
Pasarán por innumerables encarnaciones antes de cumplir la misión original que les he dado.
Les doy tiempo innumerable para cumplirla, pero sólo cuando la hayan cumplido podrán estar conmigo.