Tauro es tranquilo y, aun cuando se molesta, le gusta tener el control de sus emociones. Tiene que estar súper-mega-enfadado para que se le note. Y, como esto no sucede a menudo (afortunadamente), sus oponentes no saben cómo reaccionar.
Lo que más le molesta es que le acusen de estar haciendo algo mal y que le recuerden errores del pasado, sobre todo si son acusaciones infundadas.
Cuando se desata su temperamento, el pacífico tauro se convierte en un toro furioso, que arrambla con su oponente e incluso con quien intente apaciguarle. Y, como la cosa sea muy grave, detrás de la bronca es muy posible que llegue la temible venganza taurina.